Específicamente, el nuevo partido rechazó oficialmente cualquier ambición de promover la "lucha nacional" y declaró su intención de utilizar medios legales para "afirmar la política democrática", establecer una "organización económica razonable" y reformar "defectos en las instituciones sociales".
Sin embargo, la vaga carta del partido pronto presentó problemas: por un lado, la carta aparentemente había logrado aplacar a las cautelosas autoridades; por el otro, la vaga redacción tuvo el efecto de ocultar algunas de las diferencias ideológicas que dividen a los partidarios más poderosos.
Durante la corta existencia del partido, su política interna estuvo dominada por la lucha entre la izquierda, encabezada por Chiang Wei-shui, y la derecha, representada por Peng Hua-ying, para definir los valores centrales del partido, particularmente su posición sobre "la cuestión de clase".
Al año siguiente exigió que el gobernador colonial instituyera el voto popular proporcionalmente representativo para algunos cabildos.
[2] A medida que el gobierno civil dio paso a una nueva fase más dura de militarismo devorador en Taiwán y en otras partes de las colonias japonesas, el destino del partido quedó sellado.
Irónicamente, el resultado fue esencialmente el que había predicho Peng Hua-ying en su objeción a la visión más radical de Chiang: tan pronto como el cuarto congreso del partido aprobó la carta revisada, las autoridades procedieron a prohibir la organización.