Incidente Wushe (Taiwán)

La gestión del conflicto fue muy criticada y provocó cambios sustanciales en la política japonesa para los asuntos aborígenes.La resistencia armada de los taiwaneses a la autoridad imperial japonesa siempre había sido reprimida con dureza, como había ocurrido en el Incidente Ta-pa-ni en 1915;[1]​ esto resultó en un ciclo de revueltas locales y represalias japonesas.Muchos castigos crueles fueron abolidos, la implicación directa de la policía japonesa en las administraciones locales se había relajado, y se introdujeron algunos elementos de auto-gobierno, si bien más simbólicos que efectivos (consejos consultivos locales).[4]​ Se les daba la consideración de "bárbaros" o "tribus salvajes" y se les aplicaba una política de "domesticación" por asimilación: eran obligados a dejar la caza por la agricultura, y a dejar las montañas donde vivían por las llanuras.En un gesto simbólico, Daho Mona ofreció vino a un policía japonés llamado Katsuhiko Yoshimura, pero éste lo rechazó diciendo que las manos de Daho estaban manchadas con la sangre de los animales sacrificados.Poco antes del amanecer, unos 300 guerreros Seediq enviados por Muna Rudao habían capturado armas y munición en varias estaciones de policía.Sin embargo, el nuevo gobernador Masahiro Ota también tomó la opción de aplicar la dureza militar para controlar a los aborígenes taiwaneses.
La aldea de Wushe, alrededor de 1930
Algunas víctimas trataron de refugiarse en las aulas
El comandante e integrantes de la fuerza de castigo
Integrantes de la fuerza de castigo
Mikata-Ban (aborígenes pro-japoneses)
Seediq decapitados en la represalia.