Además, la Unesco ha declarado este parque, en conjunto con el área del lago Peñuelas, reserva de la biosfera.
Los mismos senderos y mapas están disponibles en folletos descargables gratuitamente desde el sitio web de la administración del parque.
Desde la cumbre se puede divisar en un día claro toda la cuenca del Aconcagua desde la cordillera de los Andes hasta el Pacífico.
[9] Los interesados en observar, fotografiar o estudiar la palma chilena en todo su esplendor, suelen optar por seguir el «Sendero El Amasijo» en el sector de Ocoa que conduce —a través del palmar más densamente poblado (113 individuos por hectárea)— hasta el portezuelo de Ocoa.
La entrada del parque por este sector se encuentra en el punto más bajo de esta cuenca (300 m s. n. m.).
Pero las rocas principales en La Campana son del Cretácico superior al Terciario inferior (gabros y granodioritas).
[12] Los yacimientos mineros del parque nacional La Campana están asociados principalmente a aquella secuencia volcanosedimentaria de la formación Lo Prado, lo que determina su localización alineada en el sector sur y suroeste del Cerro La Campana:[13] Además de estas minas en línea, también existen algunos yacimientos dispersos en el sector aledaño al Cerro El Roble.
La minería en el área del parque es muy antigua y no deja de tener algún carácter legendario.
Los machis (brujos indígenas) elaboraban estrategias para hacer frente a quienes entorpecían la tranquilidad de Gulmué (Olmué).
[19] En cuanto a proteína animal, la fauna actual aún ofrece especies que fueron muy apreciadas como recurso nutricional (por ejemplo, el degú y la vizcacha), pero sin duda la presa de caza más importante en el parque fue otrora el guanaco, hoy extinto en la zona.
Si bien esta compañía entró en crisis financiera a raíz de la Segunda Guerra Mundial,[24] la actividad minera prosiguió en el área del parque.
[25] Según otros autores, en cambio, la actividad minera se reactivó recién a comienzos de los años 1970.
La ley, que no llegó a promulgarse, hubiese significado una superficie total para el parque de 16 000 hectáreas, es decir, exactamente el doble del área que se le asignó finalmente en 1985, a través del Decreto Supremo N.º 228, el cual fijó sus límites incorporando los terrenos fiscales de Granizo, dejando su superficie total en 8000 ha.
La temporada seca, en cambio (con solo 120 mm de lluvia) se extiende desde septiembre hasta abril.
El denominado Palmar de Ocoa es sin lugar a dudas el mayor atractivo del parque.
Estos apuntes, junto a otras notas de su viaje han sido recogidos en el Beagle Diary.
[37] Los mismos autores sugieren que en la composición florística, aunque esencialmente mixta, dominan los elementos neotropicales y gondwánicos.
Es posible que en ese momento se haya desarrollado gran parte de la flora endémica actual.
Pero algunas especies del antiguo bosque sobrevivieron, ya sea porque se trataba de taxones más adaptables y resistentes o porque poblaron sectores que tenían microclimas.
Aunque otrora esta vegetación abarcó grandes superficies, tanto por la deforestación causada por el poblamiento humano, como por los incendios forestales ha ido reduciendo drásticamente su extensión, de modo que actualmente el bosque esclerófico es uno de los tipos bosque nativo más amenazados en Chile.
En Chile, en cambio, solo existen 47 especies (pertenecientes a 7 géneros diferentes), de las cuales más del 50 % son endémicas.
De las trepadoras del género Tropaeolum[nota 7] (familia Tropaeolaceae) se ha registrado la presencia de los siguientes taxones: Los árboles del parque son casi todos perennifolios, con algunas excepciones como el roble (Nothofagus macrocarpa) que es un árbol caducifolio monoico y el espino Acacia caven que también pierde sus hojas en otoño.
Las 22 especies arbóreas con mayor representación en La Campana[61] son las siguientes: En el parque crece una amplia variedad de arbustos, muchos de ellos con llamativas flores (como la Fuchsia magellanica) y exóticos frutos comestibles, como el maqui (Aristotelia chilensis).
[62] Las hojas de algunas plantas arbustivas, como el oreganillo (Satureja gilliesii), se usan con fines culinarios para condimentar diversos platos.
Las siguientes aves tienen una fuerte presencia en el parque y son las que cualquier visitante podrá ver con facilidad.
Su distribución es muy amplia por los más diversos sectores: En el área del parque prácticamente no existen sectores de humedales o lagunas, sin embargo, algunas aves acuáticas se han adaptado para habitar los pequeños esteros, arroyos, canales y algunas otras zonas húmedas.
Se comportan de manera agresiva frente a otras aves cazadoras y marcan su territorio, defendiéndolo.
Con sus garras afiladas capturan y dan muerte a sus presas, las que luego engullen tragándoselas enteras.
Su sistema digestivo incluye un estómago glandular que permite una digestión química muy eficiente de los animales enteros, expulsando luego una egagrópila conformada por los huesos, pelos u otros elementos indigeribles.
Por las mañanas es más fácil observarlos, puesto que siendo estos animales ectotermos, se encontrarán a esta hora menos activos, tomando sol para regular su temperatura.