Estos colosos, que se erigen entre la historia y la leyenda, han sido, desde tiempo inmemorial, la imagen por excelencia del paisaje natural mexicano.
Tepetlaoxtoc, Texcoco, Ixtapaluca, Chalco, Tlalmanalco, Amecameca, Atlautla y Ecatzingo.
En ella sólo pueden tener lugar actividades compatibles con la conservación y la silvicultura sostenible.
El origen de la Sierra Nevada se remonta a varios millones de años, cuando el acomodamiento de las placas tectónicas y numerosos eventos volcánicos dieron lugar a cañones, laderas, sierras sinuosas, lomeríos altos y escarpados, valles intermontanos, pequeñas altiplanicies, profundas barrancas y cañadas que hoy conforman el paisaje natural.
Una gran parte de esa agua se filtra por las arenas volcánicas para alimentar los acuíferos subterráneos, mientras que otra se convierte en corrientes superficiales permanentes o intermitentes; estas últimas son innumerables durante la época de lluvias.
Hacia los 4,400 metros de altitud, la vegetación prácticamente desaparece para dar paso a las rocas y arenas volcánicas.
La gran diversidad de aves, tanto las residentes como las que aquí encuentran una escala en sus rutas migratorias entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, se manifiesta en las 163 especies reportadas: gavilanes, zopilotes, aguilillas, halcones, codornices, huilotas, tortolitas, tecolotes, vencejos, carpinteros, colibríes, alondras, golondrinas, urracas, jilgueros, mirlos, calandrias y gorriones, entre otras; razón por la cual es un Área de Importancia para la Conservación de la Aves según la CONABIO.
Los más conocidos son: xochilillos, sanjuaneros, membrillos, paragüitas, xoletes, xocoyoles, olotitos o mazorquitas, panzas, chilpanes, totopicles, cornetas, yemas, escobetas, mazayeles, venados, tuzas, enchilados, cazahuates, juandieguitos, duraznos, colorados y huitlacoche.
La recolección de estos organismos se ha practicado desde tiempo inmemorial para el autoconsumo; sin embargo, su demanda con fines comerciales ha ido en rápido aumento, provocando su sobreexplotación y poniendo a algunas especies bajo alguna categoría de riesgo.
Cinco especies están amenazadas: colmena, morilla, pancita, mazorca, mazorquita (Morchella esculenta); Mientras que el rebozuelo (Cantharellus cibarius) ya se encuentra protegido.
La belleza de estos dos gigantes tiene un atractivo tan singular que siempre han sido una fuente de inspiración artística; innumerables poetas, pintores, fotógrafos, músicos, artesanos o escritores los han tomado como modelos para plasmar su arte.
Quizá no haya en la cultura mexicana otro paisaje más representado que éste.
En el siglo XVI, los cronistas españoles fray Diego Durán y fray Bernardino de Sahagún dejaron testimonio de las grandes festividades que se hacían en honor a estos cerros y el culto que se les profesaba.
Actualmente, los especialistas que saben manipular los fenómenos atmosféricos continúan con esa tradición ancestral de rendir culto a estas montañas y ascender a ellas para pedir la lluvia que hará crecer las cosechas, o agradecer el temporal cuando ha terminado.
Franco-Ramos, O., Vázquez-Selem, L., Zamorano-Orozco, J. J., Villanueva-Díaz, J., 2017, Edad, dinámica geomorfológica y tipología de barrancas en el sector norte del volcán Popocatépetl, México: Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 69(1), 1-19.