Panche

[1]​ Se le ha considerado culturalmente similar a los pueblos caribes vecinos pero lingüísticamente no emparentado con ellos.

Fueron descritos por los conquistadores españoles como temibles guerreros, antropófagos cuya vida giraba en torno a la guerra.

[1]​[3]​[4]​ Se ha establecido aproximadamente el alcance territorial del país panche, teniendo en cuenta que las zonas limítrofes fluctuaban por las guerras y otros motivos.

Por el norte llegaba hasta los ríos Guarinó y Gualí colindando con sus hermanos de origen e idioma, los pantágoras o Palenques.

[1]​[4]​ El antiguo territorio del Gran Tolima albergaba con estas extensas comunidades, también un vasto sistema socioeconómico muy similar entre sí.

La nación panche estaba conformada por las tribus tocaimas, anapuimas, suitamas, lachimíes, anolaimas, síquimas, chapaimas, calandaima, calandoimas, bituimas, tocaremas, sasaimas, guatiquíes, etc.[3]​[4]​ La organización tribal no permitió el surgimiento de grandes líderes políticos, tampoco hubo una buena recolección de la historia de estos pueblos menos si se tiene en cuenta su rápido exterminio durante la conquista y los años posteriores a esta.

Los muiscas afirmaban lo mismo, de hecho reportaron que durante muchos años los panches asaltaron de forma constante sus sembradíos y secuestraban a sus mujeres; en zonas fronterizas como Tibacuy, Subía, Tena, Ciénaga, Luchuta y Chinga los jefes políticos apostaron Güechas o guerreros profesionales reconocibles por su gran tamaño que intentaron contener a los temibles enemigos.

Incluso los pantágoras o los pijaos vivían en constante enfrentamiento con grupos panches que a su vez luchaban internamente.

[3]​ Sus armas eran mazas, macanas, arcos, flechas y dardos algunas se diseñaban con el objetivo único de la guerra, mientras que otras eran Herramientas adaptadas a las necesidades bélicas.

[3]​ A pesar de sus continuos conflictos internos podían hacer alianzas intertribales al sentirse amenazados por pueblos que no fueran panches, esto se presentó durante la conquista y en tiempos anteriores cuando se aliaron para asaltar los territorios de los Muiscas, que siempre fueron muy superiores demográficamente.

Su reputación en la guerra fue tal, que en la cuarta estrofa del himno del municipio de Vergara (Cundinamarca) se menciona: "A los Panches debemos bravura ..."[6]​ Por sus características culturales se consideraba que los panches hablaban una lengua perteneciente a la familia lingüística Caribe,[1]​[7]​ aunque la evidencia lingüística disponible sugiere que la lengua de los panches, pijaos y tolimas no estaba emparentada con la de otros pueblos caribes a pesar de las similitudes culturales entre esos grupos y los grupos caribes.

En la zona del litoral Atlántico, cada poblado amerindio se transforma en un baluarte de la firmeza americana, contra la invasión española.

Este sin duda fue el primer encuentro entre dos grandes expediciones en suelo panche que se tenga noticia y sucedió el 6 de agosto, fecha en que Quesada le dio origen a Santa Fe.

Los tres altos oficiales convinieron el regreso a Europa para que la corte española decidiera sobre tan complicados litigios.

El intenso comercio de América hacia Europa, creó unas figuras que hoy día aún están vigentes.

En Europa circuló por espacio de quince años, diez veces más oro del que normalmente circulaba, produciendo una gran expansión mercantilista, animando de esta forma el nacimiento del capitalismo entre España y Portugal quienes a su vez gastaban y guardaban ese oro en Holanda e Inglaterra.

El primer intento de don Gonzalo por salir hacia Europa para entregar personalmente la parte del tesoro rancheado al Emperador y registrar su descubrimiento, fue frustrado por problemas internos.

Pero la llegada de dos conquistadores con poderosos ejércitos a este mismo territorio apresuro nuevamente la salida.

Es muy posible que la actitud beligerante asumida por los panches desde la llegada de los peninsulares a estas tierras, se deba a que ya tenían noticia de la forma como los españoles se habían comportado en las Antillas.

Los estrategas militares ibéricos usaban grupos enemigos de sus fuertes adversarios, para ser convenientemente utilizados como aliados.

En pequeños grupos venían apareciendo desde diversos sitios del señorío, encabezados por su líder o cabecilla seleccionado entre ellos mismos.

Como un ejército más del lado castellano, los perros armados de colmillos y garras poderosas, estaban entrenados para desbaratar un cuerpo humano, ocasionando terribles lesiones, heridas desgarradas y amputación de órganos genitales a los sobrevivientes.

Con suerte el atacado era rápidamente degollado y devorado por estos fieros perros acostumbrados a la carne humana.

Caciques que dominaron la margen occidental del río Magdalena, norte del Tolima que hicieron frente a los españoles: Abea, Ambalema, Cirircua, Cimara, Colandaima, Totor, Leriguá, Pompomá, Niquiatepa, Sumará, Ujiaté, Unicoá, Uniatepa, Uniguá, Ondama y Yuldama.

Los panches tenían como dios central un ser tutelar, poderoso y único llamado NANUCO o NACUCO.

La maldad para los panches era parte del carácter de ese mismo dios benévolo y celestial; por lo tanto para poder adorar el mundo en su totalidad, había que establecer junto al culto inmaculado, un culto a la maldad, o digámoslo de otra forma un culto al castigo divino, Estas deidades no solamente indicaban al hombre indígena las formas de hacer las cosas o de cómo actuar entre ellos mismos, sino fijaban normas que seguían con sumo rigor, respeto, atención, temor, teniendo como fin la actitud hacia la Naturaleza, ya que era ella misma quien ejercía sobre el hombre todo su poder.

Estos Elementos dioses, estaban dotados de vida y descomunal poder, siendo estos quienes castigaban con enorme furia como erupciones volcánicas, lluvias torrenciales, temblores, tormentas o sequías, cuando ese equilibrio estaba amenazado.

Sin embargo se sabe que trabajaron la cerámica para fabricar ollas y utensilios caseros.

El arte rupestre lo expresaron mediante ideogramas grabados o pintados en las rocas, de los cuales aún subsisten muestras en el cerro Guacaná, en la piedra del Chucui y en general en decenas de piedras talladas en todo su antiguo territorio.

[4]​ Los panches eran exógamos: no se casaban con miembros de su misma tribu ya que se tenían como hermanos, por lo tanto las mujeres y hombres buscaron parejas matrimoniales en otros grupos o incluso de otros pueblos.