Según las investigaciones arqueológicas, el palacio del rey Pedro constituyó un proyecto de nueva planta, que se elevó en un lugar donde existían construcciones anteriores.
Este palacio nació para servir como edificio privado del rey Pedro I, frente al carácter más protocolario que representaba el palacio gótico, levantado en el siglo anterior por orden de Alfonso X,[1] sobre todo en Tordesillas y Sevilla, empleó la epigrafía árabe para ensalzar sus virtudes.
Esto hizo que este palacio de Pedro I albergase diversas escrituras en árabe ensalzando su figura.
Caminando a lo largo de las galerías y salas decoradas con bellos azulejos y admirando los preciosos techos mudéjares, desde el vestíbulo se llega al patio de las Doncellas, patio principal, una obra maestra del arte mudéjar andaluz.
En la planta superior del palacio se encuentran los apartamentos reales, redecorados en el siglo XVIII.
A ambos lados hay sendos arcos lobulados decorados con sebka y apeados en columnas de mármol.
[1] En la banda superior hay ventanas, geminadas en sendos laterales y tripartita en espacio central, con columnas de mármol sosteniendo sus arcos lobulados.
[6] Se cree que esta zona del palacio estaba destinada a la reina,[6] siendo este un patio doméstico.
En 1637 el historiador Rodrigo Caro especuló que podría llamarse así porque ahí era donde se criaba a los niños o porque es un patio muy pequeño.
[12] Según las crónicas de la época, fue en esta sala donde la reina Isabel dio a luz al príncipe Juan, su malogrado heredero.
El interior está dividido en dos salas, que se comunican por una entrada con tres arcos de herradura.
[19] Sus muros cuentan con frisos de yeserías[20] y está cubierta por un artesonado del siglo XV.
[22] De ser así, la alcoba Real, que se encuentra al lado,[22] pudo haber sido un presbiterio.
[30] Los muros, al igual que en otras estancias del palacio, están decorados con azulejos y yeserías.
[31] Junto a este salón hay dos estancias, una al norte y otra al sur,[32] en las que hay distribuidas 26 placas de yeso recortadas y perfiladas a buril para que las figuras representadas destaquen sobre el fondo de ataurique.
En ambas salas las placas de yeso representan reyes, príncipes, caballeros, damas, torneos y animales fantásticos.
[33] Estas escenas pueden estar inspiradas en el Libro de la montería, escrito por Alfonso XI,[33] y en la Crónica troyana.
González la terminó en diciembre de 1350, cuando Alfonso XI ya había sido sucedido por Pedro I.
[35] Se trata de un salón rectangular con un ajimez que da al jardín del Príncipe.