A su llegada, Arkadi se alegrará al enterarse de que su padre ha tenido un hijo con una mujer del servicio, Fiéniechka.
Para Bazárov, los Kirsánov son el epítome de viejos anticuados a los que la realidad rusa ha superado.
El fortalecimiento de la relación entre Bazárov y Odintsova hará mella en la amistad entre los jóvenes.
Sin embargo, ante la falta de actividades en la propiedad, los jóvenes deciden regresar por el equipo científico que Bazárov había dejado en Máryino.
Pável observa la escena y sintiendo que los atrevimientos del joven han comprometido el honor de los Kirsánov, lo reta a duelo.
Durante el encuentro, Pável es herido en la pierna y Bazárov abandona la casa de Arkadi definitivamente para regresar a la suya.
Ya en su casa, Bazárov se vuelve muy melancólico por la decepción amorosa y empieza a practicar su profesión, la medicina.
Pasó su juventud en su hacienda, donde tuvo contacto cercano con los siervos y su estilo de vida.
En 1856, cuando se le permite viajar al extranjero, decidió establecer en París su residencia definitiva.
Su presencia en la capital francesa contribuyó a que uno de los escritores rusos mejor conocidos en Europa.
[5] Separándose del romanticismo que caracterizaba al estilo literario de la época, Turguénev mostró una realidad no idealizada mediante la cual emitía una crítica social disimulada.
[6] De esta manera, pues, se explica que sus escritos, con una sola excepción, no hayan sido perseguidos en una época caracterizada por la censura.
[10] Durante la novela, este choque inevitable es palpable en varios momentos, sobre todo, en las conversaciones entre Bazárov y Pável.
El desfase de intereses, valores y hábitos se hace evidente en dos diálogos entre los ambos personajes.
[13] Isaiah Berlin dice que se formaron cinco corrientes de opinión en torno a la novela.
[14] Ante estas acusaciones, Turguénev aseguró que en la sociedad rusa se solía representar a la juventud como una masa belicosa y terrible o como santa y fiel a los preceptos que les habían sido heredados.
[15] Bazárov era el símbolo del cambio que todavía no puede repudiar enteramente su pasado, la combinación de lo nuevo y lo viejo.
Aunque la novela se publicó en 1862, el autor comenzó a redactarla en 1860, un año antes de que Alejandro II los liberara.
[17] Sin embargo, a través del relato podemos observar un cambio de actitud hacia los campesinos.
El campesino le responde amablemente, pero con obvia ignorancia, y pronto Bazárov adopta un tono paternalista.