[1] Durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, Chile fue invitado a participar en la Exposición Universal que la República Francesa estaba organizando en su capital.
Antúnez fue el responsable de presentar un edificio que representara al país en dicha muestra mundial, decidiendo entonces que el edificio fuera desmontable, para no perder la inversión y poder trasladarlo a Chile, una vez concluida la exposición, y que los materiales de la estructura serían hierro, acero y zinc, los cuales adquirieron auge con la Revolución Industrial.
Para tales efectos convocó a un concurso y, finalmente, el trabajo fue adjudicado por el arquitecto francés Henri Picq.
[3] El diseño del Pabellón, al estar erigido sobre un zócalo bajo y con pilares que enmarcan su entrada, refleja influencias de la arquitectura clásica.
Estas características son visibles en la fachada del pabellón, así como en las estructuras de hierro que componen tanto los pilares como las barandas de las escaleras y del segundo piso.