[3] Ese mismo año el partido atravesó difíciles momentos, al verse envuelto en diferentes incidentes de corte político, cuando un grupo de diputados formuló cargos públicos en contra del presidente de la República, Jorge Alessandri, lo que fue considerado como injurioso por éste, quien solicitó el desafuero para los parlamentarios, lo cual ponían en riesgo la existencia legal del partido.[3] En esta ocasión se propuso como precandidato a Carlos Montero Schmidt, con la intención de que esta candidatura fuera aceptada por el resto de los partidos del FRAP, cuestión que no sucedió.[3] Esto provocó que el partido sufriera una división, pues un grupo decidió seguir al FRAP y apoyar la candidatura del socialista Salvador Allende y otro sector —formando la Nueva Izquierda Democrática—, la candidatura del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva.[3] Ante esto, un sector del partido, disconforme con estas acciones decide permanecer con el FRAP y liderados por Fernando Luengo se retiraron del Padena y formaron una nueva colectividad política, el Partido Social Demócrata (PSD).[3] Al año siguiente logró reunir el número de firmas suficientes para recuperar su vida legal y apoyó la candidatura del también demócratacristiano, Radomiro Tomic.[3] Se refundó en 1983, momento en el cual se generaron dos facciones: una liderada por Luis Minchel y Wolfgang Prieur, opositora al régimen de Pinochet, y otra liderada por Apolonides Parra que apoyaba dicho régimen.[12] En los años 1990 hubo cuatro intentos por legalizar nuevamente al Padena, todas ellas sin éxito debido a que el Servicio Electoral rechazó su inscripción por no cumplir con los requisitos legales dentro de los plazos estipulados:[9][13] Su ideario político proponía un izquierdismo democrático, y a pesar un partido caracterizado por una gran heterogeneidad doctrinaria, todas las colectividades que confluían en él coincidían en ideas y propósitos fundamentales, como un marcado nacionalismo, los postulados de justicia social, desarrollo económico y dignidad nacional heredados del fundador Partido Democrático.[3] Además, como políticos de clase media, rechazaban a las elites tradicionales, por no tener el dinamismo necesario, para producir una recuperación nacional.