A partir de los años veinte se impuso en los carteles la tiranía de las grandes estrellas del cine mudo (el origen del «star–system»): Mary Pickford, Douglas Fairbanks o "Fatty" Arbuckle serán relevados Charles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd o Rodolfo Valentino.La cota artística y el presupuesto, no obstante, fueron generosos, como ocurrió en producciones como El ladrón de Bagdad, protagonizada por Fairbanks, o en las grandes epopeyas dirigidas por Cecil B.[nota 1] Los especialistas comentan el especial interés de los modelos del cartelismo socialista (en los países del bloque, como en las experiencias americanas, léase Cuba) que, frente a un cine ideológicamente más estrecho ofrecieron alternativas estéticas de banda más ancha que la habitual en el cine comercial.La segunda mitad del siglo XX también impuso sus modas y nuevos "ismos" (cuya mayor novedad fue quizá que ya no acababan en «ismo»).También pueden citarse los trabajos de L. Barreira, César Fernández Ardavín «Vinfer», Gago y Palacios o el prolífico L.Para esas grandes empresas, en el pequeño cine español trabajaron cartelistas que llegarían a ser clásicos del cartelismo nacional, como: Emilio Chapí Rodríguez, José Peris Aragó, Josep Soligó Tena, Francisco Fernández Zarza («Jano»), Macario Gómez Quibus («Mac»), José Montalbán Saiz y Fernando Albericio.[nota 3][9] El tímido aperturismo de los años sesenta y la década de 1970 atrajo a la industria del cartelismo a famosos humoristas gráficos como Manuel Summers, Antonio Mingote e incluso "Forges".A su vez, la transición democrática profesionalizó este sector artesano, poniéndolo definitivamente en manos de la industria publicitaria del cine, con dibujantes y diseñadores como Cruz Novillo (del Grupo 13), Enric Satué, Patrick Ferron (para Clave 2), Rolando & Memelsdorf (Carlos Rolando y Frank Memelsdorf), Per Torrent «Peret», Stvdio Gatti (Juan Gatti) u Oscar Mariné.[10] Quizá el capítulo más original del cartelismo cinematográfico español lo han escrito los propios realizadores, tal es el caso de Fernando Colomo y muy en especial Iván Zulueta.Los carteles censurados vieron desaparecer escotes generosos, vestidos entallados y en general el más mínimo asomo de dibujo erótico o seductor.El cartel cinematográfico en el siglo XXI busca que el consumidor se sorprenda en el momento.Ese diálogo se genera en el momento en que quien lo ve, encuentra algo deseable para su consumo.Las técnicas suelen adaptarse al contenido, pero es muy popular el uso de: fotografía, ilustración y composición tipográfica.
Cartel de
El jardinero
(1895), firmado por Marcellin Auzolle.
El actor Douglas Fairbanks como
Robin Hood
(1922).