Oxigenoterapia

El oxígeno utilizado en esta terapia es considerado un fármaco en forma gaseosa, administrado por vías aéreas.

[1]​[2]​ Se define como oxigenoterapia el uso terapéutico del dioxígeno (antiguamente oxígeno), siendo parte fundamental de la terapia respiratoria.

Para ello se pueden utilizar mascarillas, cánulas nasales, tiendas de oxígeno, etc.

En esta, la oxigenoterapia normobárica es menos útil, pues el problema en este caso es una circulación sanguínea disminuida, no una falta de dioxígeno.

Sin embargo, con la oxigenoterapia la sangre normal puede aportar una pequeña cantidad de dioxígeno extra a los tejidos porque, aunque la hemoglobina estará saturada, el dioxígeno disuelto depende de la presión parcial y aumentará (como mucho un 10 % más).

Esta condición se presenta en ciertas formas asmáticas, enfisematosas, bronquíticas o de descompensación cardiocirculatoria.

A esta situación se le conoce como evento paradójico, en el que un pequeño aumento en la concentración de oxígeno en sangre puede conducir a una parada de la función respiratoria, y se da con mayor frecuencia en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC (bronquitis crónica y/o enfisema).

El médico pediatra es el encargado de determinar hasta cuándo debe mantenerse dicha terapia.