[3] La mayor parte de los etnónimos empleados para referirse a los pueblos indígenas de México, el término otomí no es nativo del pueblo al que hace referencia.Desde la época prehispánica, los pueblos de habla otomangueana han habitado esa región y se les considera como pueblos nativos de las tierras altas mexicanas.Entre estos últimos se encuentran los otomíes, asentados en el Eje Neovolcánico mexicano junto con el resto de los pueblos que forman parte de la misma rama otomangueana (mazahuas, matlatzincas, tlahuicas, chichimecas jonaces y pames).[8] Los otomíes en la actualidad ocupan un territorio fragmentado que se extiende por los estados de México, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Tlaxcala, Puebla y Veracruz.Muchos siglos atrás, en el territorio que ocupaban los otomíes a la llegada de los españoles florecieron grandes ciudades como Cuicuilco, Teotihuacán y Tula.Hacia el quinto milenio a. C., los pueblos de habla otomangueana formaban una gran unidad.Si las cadenas lingüísticas del grupo otopame se encuentran concentradas y más o menos intactas[8] en el centro de México, es posible que los grupos otomangueanos hayan ocupado sus actuales territorios étnicos desde hace mucho tiempo, lo que llevaría a revaluar su participación en el florecimiento de poblaciones como Cuicuilco, Ticomán, Tlatilco, Tlapacoya y otras durante el Período Preclásico; pero especialmente en el desarrollo de la gran ciudad de Teotihuacán.Aunque son varios los autores que coinciden en que la población del Valle de México durante el florecimiento de Teotihuacán era principalmente otomiana, se resisten a aceptar que también los gobernantes de la metrópoli pudieron formar parte del mismo grupo lingüístico.[13] La caída de Teotihuacán es un hito que señala el fin del Clásico en Mesoamérica.En los siglos siguientes, en el territorio otomí se desarrollaron grandes estados encabezados por los pueblos nahuas.[14] El florecimiento del estado tepaneca de Azcapotzalco en la cuenca lacustre del Valle de México llevó a este pueblo a expandirse hacia el occidente, ocupando el territorio que tradicionalmente había sido ocupado por los pueblos otomí, mazahua, matlatzinca y atzinca.Cuando los españoles llegaron al centro de México, esta zona era habitada por diversos grupos étnicos que con frecuencia se mezclaban para formar una localidad.Como se ha dicho anteriormente, los otomíes llegaron a la región de Puebla-Tlaxcala durante el período Posclásico Temprano, cuando su territorio original fue invadido por los nahuas procedentes del occidente y el norte de Mesoamérica.Durante la Colonia, los frailes hicieron una gran labor de investigación sobre las culturas y las lenguas indígenas.Este documento se suma a otros manuscritos que fueron producidos con antelación en el centro de México.En El Bajío los otomíes sirvieron como puente para la sedentarización y cristianización de los pueblos nómadas, que terminaron siendo asimilados o exterminados por la fuerza.La importancia de El Bajío en la economía de la Nueva España le convirtió en un escenario donde confluyeron posteriormente distintos grupos étnicos, incluidos los migrantes tlaxcaltecas, los purépechas y los españoles, que finalmente terminarían por sobreponerse a todos los grupos indígenas que les apoyaron en la conquista de este territorio que había sido el hábitat de numerosos pueblos clasificados como chichimecas.Sin embargo, hasta el siglo XIX, la población otomí en El Bajío era todavía un componente principal, y algunos de sus descendientes permanecen en municipios como Tierra Blanca, San José Iturbide y San Miguel de Allende.[24] En varios lugares, la población otomí fue diezmada no solo por las migraciones forzadas o consentidas, sino por las constantes epidemias que padecieron los indígenas mesoamericanos tras la Conquista.Numerosas comunidades fueron arrasadas entre los siglos XVI y XVIII a causa de las enfermedades.[25] Durante el siglo XVII hubo algunos conflictos entre españoles e indígenas.Sin embargo, solo dos años más tarde la violencia volvió a estallar en Tolimán, y los indígenas ocuparon nuevamente las tierras de que habían sido despojados.Al finalizar la guerra, el país se vio envuelto en una serie de rebeliones internas que también arrastraron a los pueblos indígenas.[29] David Charles Wright Carr propone que son cuatro las lenguas otomíes.La castellanización de los indígenas en México se ha entendido por mucho tiempo como un proceso sustractivo, es decir, que implica la renuncia al uso de la lengua materna para poder obtener competencia lingüística en la lengua española.
Localización de las lenguas otomangues que se hablan en la actualidad
Es muy posible que los ancestros de los otomíes hayan ocupado el centro de México desde hace por lo menos 5 milenios, por lo que habrían participado en el florecimiento de las primeras urbes mesoamericanas. En la imagen, figurillas de
cerámica
relacionadas con el culto a la fertilidad. Procedentes de
Tlapacoya
(
Estado de México
). Cultura
preclásica
del Centro de México.
Anuncio de bienvenida a
Ixmiquilpan
(Hidalgo), con una leyenda en otomí que dice
Hogä ehe Nts'utk'ani
("Bienvenidos a Ixmiquilpan"). En el
Valle del Mezquital
(del que Ixmiquilpan es una de las poblaciones más importantes) viven una gran parte de los hablantes de otomí en la actualidad.