Los nazis vuelan el barco, pero Anatoly es encontrado por monjes ortodoxos rusos en la orilla a la mañana siguiente.
La gente viene a ver Anatoly para curas y orientación, pero incluso ahora, se mantiene en un estado perpetuo de arrepentimiento.
El almirante resulta ser Tijón, quien revela que Anatoly sólo lo hirió aquella noche con los nazis.
Los monjes, uno lleva una gran cruz que representa a Cristo resucitado, reman el ataúd fuera de la isla.
Pavel Lungin dijo de él que "en gran medida, se interpretó a sí mismo".