Además de aprender ruso, por su origen familiar, domina el alemán y el estonio.
En 1949, estudia teología y un año después se gradua en el Seminario Espiritual de Leningrado.
La carta del metropolitano no fue bien acogida por el mandatario soviético y lo alejaron de Moscú para enviarlo a Leningrado.
Es el primer patriarca desde la Revolución rusa que es elegido por la jerarquía eclesiástica y no por un gobierno o un partido político.
Esta reversión fue posible gracias al proceso de reformas conocido como perestroika.
Con frecuencia comparecía en la televisión rusa, efectuando reuniones con políticos y expresando sus opiniones.
El presidente Vladímir Putin declaró: "la muerte del patriarca es un acontecimiento sumamente trágico".
[4][7] Alejo fue acusado de ser agente o colaborar con la policía secreta soviética, el KGB.
La iglesia ortodoxa en el exilio tenía sede en Nueva York y contaba con medio millón de fieles.
[10] En lo personal no tuvo buenas relaciones con Juan Pablo II,[11] y sí con su sucesor, Benedicto XVI.