Probablemente alrededor del año 1846 se instaló como retratista en la ciudad industrial de Wolverhampton.
Más tarde, 1850, aprendió el proceso del colodión húmedo a gran velocidad, cambiando su actividad por un estudio de fotografía.
La fotografía academicista se usaba en esa época, principalmente como apoyo al estudio de la figura humana para los pintores.
Para la obtención de la obra final realiza previos bocetos y luego retoca los negativos (montando, coloreando, etc.) con tal maestría que no se nota el retoque.
Esta técnica sería empleada por algunos artistas que experimentaron con la fotografía en las vanguardias del siglo XX, si bien sus objetivos eran radicalmente diferentes.
Presenta una composición geométrica dividida por la figura del Patriarca, cuyo objetivo es ofrecer un mensaje moral: ubica personificaciones del mal (la lujuria, la gula y otros pecados cristianos) a la izquierda de la composición y las del el bien a la derecha, trabajados de forma más luminosa y donde se puede ver alegorías de la virtud, el trabajo, las buenas costumbres, etc.