Eran conocidos como los Barbouzes porque originariamente había integrantes de grupos irregulares que utilizaban barbas postizas.
Al final, como un grupo terrorista singularmente violento, acabó atentando contra instituciones francesas y argelinas, asesinando tanto a ciudadanos europeos como árabes no sólo en África, sino también en Europa.
La lucha contra la Policía francesa llegó a ser singularmente violenta, mientras que el Ejército se inhibió de entrar en el conflicto.
Se ha presentado al grupo como un simple conglomerado de militantes conservadores, derechistas y neofascistas.
Muchos de ellos, como Pierre Lagaillarde, Jacques Soustelle, Jean Gardés, Alin Sarrien o Raoul Salan se refugiaron en la España franquista así como unos 700 militantes junto con sus familias.