De Grottaferrata salieron numerosos exponentes que fundaron nuevos monasterios basilianos en Italia.
Durante la época de las supresiones, la Orden perdió los monasterios españoles en 1855 y la mayoría de los italianos en 1866, quedando como único testimonio del monacato oriental en occidente el de Grottaferrata, gracias a que fue mantenido como monumento nacional.
[1] Los basilios de Grottaferrata viven según la Regla de san Basilio y se dedican al estudio, el trabajo manual y la oración.
Además contribuyen al diálogo ecuménico con las Iglesias orientales.
En 2015, la orden contaba con unos 8 monjes (todos sacerdotes) y tres monasterios, presentes solo en Italia.