Un ojo compuesto es un órgano visual que se encuentra en ciertos artrópodos como insectos y crustáceos.
[1] Los ojos compuestos se encuentran principalmente en los insectos, y están formados por muchas facetas simples llamadas omatidios que dan una imagen en mosaico, no imágenes múltiples, como a menudo se cree.
Esto hace que los omatidos sean cuadrados, pero después, durante el desarrollo se vuelven hexagonales.
Si un objeto cruza el campo visual, los omatidios se encienden o apagan alternativamente.
Esto no permite reducir el tamaño de los omatidos para aumentar su número e incrementar la agudeza visual.
Este sistema permite que las abejas distingan los colores incluyendo luz ultravioleta, pero no el rojo.