[1][2][3] Desde que Charles Darwin describió la evolución de los seres vivos hasta el presente, se ha comprendido mucho mejor el origen del ojo.
Solo en algunos grupos, como los cefalópodos o las arañas saltadoras, existen órganos visuales muy desarrollados que se aproximan a los de los vertebrados.
El órgano es inmóvil, no dispone de músculos externos que puedan movilizarlo, como en los mamíferos.
En los insectos predominan varios tipos de ojo compuesto, aunque muchos clados presentan ojos simples llamados ocelos.
En los miembros del subfilum diplopoda (milpies), pueden presentarse ojos laterales accesorios, que están ubicados al interior de la cabeza, y no se encuentran en contacto con la cutícula superficial.
Su visión es relativamente pobre, pues no son capaces de distinguir las formas, sino únicamente los objetos en movimiento.
[10] Los músculos extrínsecos del globo ocular son los mismos en todos los vertebrados, incluido el hombre.
Aparecen glándulas lagrimales que son necesarias para mantener la córnea humedecida cuando se encuentran fuera del agua.
La acomodación se realiza por el mismo mecanismo que en los peces, moviendo el cristalino adelante o atrás.
[8] Al igual que los anfibios, los reptiles poseen párpado superior e inferior y membrana nictitante.
En las serpientes los párpados se une para formar una lentilla transparente que cubre el ojo.
El tamaño del órgano es proporcionalmente más grande respecto al cuerpo que en los mamíferos, y la acomodación tiene lugar mediante un doble mecanismo que permite cambiar la curvatura de la córnea y del cristalino.
[8] La mayor parte de las aves son tetracromáticas, es decir, poseen conos sensibles a cuatro colores: ultravioleta, rojo, verde y azul.
Los primates, las ardillas y algunas otras especies tienen mejor desarrollada la percepción de los colores que el resto del grupo.
[15] Para medir esta resolución óptica a menudo se utilizan los ciclos por grado.
[18] En un ojo compuesto, la resolución está relacionada con el tamaño de los omatidios individuales y la distancia entre sus colindantes.
[24] Desde mitologías antiguas, los ojos (tanto humanos como del mundo animal) han sido destacados como elementos sagrados y retratados con diversos simbolismos.
En este último, los cocineros suelen servir el pescado entero como plato principal, reservando los ojos para el invitado más honorable.
[31] En Rusia, la sopa ukha se prepara con cabezas de pescado enteras, incluyendo los ojos.