Aunque no siempre, el odio a menudo se asocia con sentimientos de enojo, ira, angustia o frustración.
En algunos casos, el odio puede ser una respuesta aprendida por influencias externas, como por ejemplo por haber sido maltratado, engañado o manipulado.
Por regla general, el odio es la respuesta psicológica profunda a sentirse atrapado o incapaz de comprender ciertos fenómenos sociológicos.
Baruch Spinoza, definió el odio como un tipo de dolor que se debe a una causa externa.
» El discurso de odio mata; no es una palabra sino un acto destructivo.
En este experimento, los participantes tenían sus cerebros escaneados mientras veían fotos de personas que odiaban.
Los resultados mostraron una mayor actividad en el medial circunvolución frontal, putamen derecho, de forma bilateral en la corteza premotora, en el lóbulo frontal, y de forma bilateral en la ínsula media del cerebro humano.
[18] Quienes cometen delitos de odio atacan a las víctimas por su pertenencia percibida a un determinado grupo social, normalmente definido por raza, género, religión, orientación sexual, trastorno mental, discapacidad, clase, etnia, nacionalidad, edad, identidad de género, o afiliación política.
El término abarca tanto la comunicación escrita como la oral y algunas formas de comportamiento en un entorno público.
A menudo se alega que la penalización de la incitación al odio se utiliza a veces para desalentar el debate legítimo sobre aspectos negativos del comportamiento voluntario (como la persuasión política, la adhesión religiosa y la filosófica).
También se cuestiona si la incitación al odio está o no amparada por la libertad de expresión en algunos países.