Así mismo, Odo fue designado regente de Inglaterra en aquellas ocasiones en que Guillermo tuvo que abandonar el país,[1] y no tuvo el menor problema para dirigir las tropas normandas en su lucha contra las rebeliones periódicas de los anglosajones.
Sean cuales fueren las razones, Odo pasó los cinco años siguientes entre rejas y todas sus posesiones en Inglaterra se reintegraron como patrimonio de la Corona.
Mientras agonizaba en 1087, Guillermo fue persuadido una y otra vez por Roberto para que restituyese a Odo.
La rebelión fue sofocada en 1088 y Odo capturado, pero su sobrino se negó a ejecutarle como le pedían los nobles bajo su mando.
En su lugar le dejó marchar al exilio e instalarse en la corte de Roberto en Normandía.