Fue una de las escritoras del Japón moderno más exitosas comercialmente, especializada en novelas románticas serializadas y ficción para jóvenes adolescentes.
Su obra Chi no hate made ("Hasta el final del mundo", 1920) le hizo acreedora del premio literario por la asociación Osaka Asahi Shimbun y refleja en ella alguna de sus influencias cristianas.
En 1925 comenzó su propio magazine, Kuroshoubi (Rosa negra) pero descontinuó su publicación al cabo de ocho meses.
Esto se explica en parte por la idea moderna de que el "amor del mismo sexo" es una parte normal y pasajera dentro del desarrollo femenino que redirige hacia la heterosexualidad y la maternidad.
En 1962 se construyó una casa de estilo tradicional en madera con un típico jardín japonés en una ubicación tranquila, la cual legó a la ciudad de Kamakura tras su muerte para ser usada para promocionar actividades culturales y educacionales para mujeres.