La ermita está rodeada de una antigua fortaleza hoy en día en ruinas.
Más adelante fue escenario de numerosas batallas entre Doña Urraca y el arzobispo Gelmirez.
Actualmente sólo se conserva los restos de una torre y la ermita.
También se puede observar colgado del techo un destructor al lado de la puerta.
En torno a ella se circulan diversas leyendas relacionadas con el mar y la fertilidad.
Al amanecer del día siguiente las mujeres deben barrer la capilla, deshaciendo así el mal de ojo o "meigallos" que pudieran tener, y realizar una ofrenda a la virgen.
Un muro de piedra delimita la propiedad, que cuenta también con una capilla del siglo XVII.