El navajero de Albacete fue una figura histórica de venta ambulante que se desarrolló en la ciudad española de Albacete desde mediados del siglo XIX hasta el último cuarto del siglo XX.
El hecho dio lugar a la aparición de los «navajeros de Albacete», vendedores ambulantes de navajas, cuchillos, puñales y otros elementos cortantes que, con expositor al cinto, salían a las calles céntricas y principalmente a las estaciones ferroviarias y de autobuses y ofrecían su mercancía cuchillera que salía frecuentemente de sus propios talleres a los viandantes y viajeros.
[1] Los cuchilleros salían con la mercancía expuesta en una faja, primero, y, en un ancho cinto –de unos 18 kilos de peso–, después, y la ofrecían a las personas que viajaban en los trenes y más adelante también en los autobuses que diariamente pasaban por la ciudad pregonando expresiones populares de la cultura manchega como «¡Navajas, navajitas de Albacete!», con las que se ganaban a sus clientes,[2] representando estas ventas una considerable proporción de las que realizaban globalmente.
El monumento al Cuchillero es una escultura de bronce realizada por Llanos Flores y Antonio Herreros en 1998 que se encuentra en los jardines del Altozano en el centro de la ciudad.
Representa al pintoresco personaje desempeñando el oficio vestido con el traje típico portando su cinto lleno de navajas.