Navaja de Albacete

En el siglo XIX, con la llegada del ferrocarril a Albacete, en 1855, se vio favorecida la comercialización al facilitar y abaratar el transporte de las materias primas y de los pedidos.

Los modelos se fueron creando de la siguiente forma: fieles, anilla, ventana, pastora, albaceteña, tranchete, lengua de vaca o capaora, punta espada, punta cortada, estilete, machete, sevillana y jerezana o bandolera.

El cuerno se calienta en la fragua para ablandarlo y darle forma.

Los extremos superiores de la virola se liman, doblan y ajustan, envolviendo la cabeza.

Con el zompo o bomba se taladra la virola para su posterior clavado.

El artesano fija la virola a la cabeza del cabo valiéndose de un fiel que clava y remacha.

Se continúa serrando el cabo para poder alojar después la hoja de la navaja.

Tras todas estas operaciones se dice que el cabo está «armao».

Una vez templada la hoja, se procede a darle la forma deseada en la muela.

Por último se le da brillo y lustre, quedando listo para su montaje.

El artesano presenta ambas entradas –la del muelle y la de la hoja– para comprobar su ajuste.

Para ello, previamente, se estaja un rebaje en el lomo del cabo para que de este modo los hombros y orejetas del muelle se acoplen perfectamente al mismo.

Todos los elementos de la navaja, esto es, hoja, cabo –y dentro de este, virola y rebajo–, muelle y palanquilla reciben, finalmente, el último aderezo o, lo que es lo mismo, la última pasá.

Muchos son los escritores que se han hecho eco de esta indisoluble unión.

Para Théophile Gautier la navaja de Albacete tenía «un sabor árabe y bárbaro muy característico».

La tradición histórica reza «no regalar la navaja ni siquiera a un amigo, sino vendérsela, a cambio de un precio simbólico, porque de no hacerlo así, se cortaría la amistad».

Para que la tradición se cumpla el precio simbólico podría ser, por ejemplo, un céntimo o un euro.

Ejemplo de una navaja artesana de Albacete
El monumento al Cuchillero representa al típico cuchillero albaceteño ofreciendo la navaja de Albacete con su cinto lleno de navajas
Historia de la navaja de Albacete en el Museo de la Cuchillería
La navaja de Albacete inspiró a Federico García Lorca en algunos de sus poemas