Utilizados por los mejores chefs,[1] están presentes en hoteles y restaurantes de medio mundo.
Las hojas tienen eje recto, formas triangulares acabadas en punta y sección en triángulo isósceles.
Los mangos han ido diversificando su tipología desde la segunda mitad del siglo XIX.
Así se encuentran empuñaduras con dos virolas de latón en los extremos y la pieza abarilada, más o menos convexa, en el centro, hecha de hueso, asta, madera o, menos frecuente, marfil.
Como los cuchillos sin función especializada, los de mesa tienen espigas o almas que prolongan la línea del recazo.
Aunque son poco frecuentes, hay cuchillos que tienen el eje de la hoja curvo y su empuñadura prolonga la línea del recazo, lo que les da un extraño aspecto dentro de la cuchillería albacetense.
En la empuñadura no hay diferencias con respecto a las de los puñales, ya que tiene sus mismas variantes y características.