El icnofósil consiste en huellas irregulares dejadas en los paleosuelos por organismos capaces de deslizarse.
El icnofósil es considerado un rastro de eucariotas pluricelulares, especialmente un moho mucilaginoso.
[1] Al principio se interpretó como la huella de un gusano de cuerpo blando, no obstante a diferencia de los rastros fósiles hechos por gusanos, los Myxomitodes se ensanchan y variaban en ancho.
[2][3] Recientemente se ha sugerido que es la huella de una ameba marina globular gigante, similar a Gromia, no obstante las huellas dejadas en el paleosuelo sugieren que podría haber vivido en tierra como los mixomicetos y que podría estar relacionado con los mixomicetos de la clase Dictyostelea.
Estas son amebas de suelo dispersas que durante la mayor parte de su ciclo de vida, ocasionalmente fluyen juntas para formar cuerpos fructíferos plasmodiales o un agregado pluricelular similar a una babosa que se mueve a una corta distancia para formar un tallo esporulante.