Museo Nacional de las Intervenciones

Los métodos por los cuales se ejerce o ejecuta una intervención son sumamente variados, ya que pueden ir desde sutiles artimañas diplomáticas, hasta el empleo de la fuerza armada.

[3]​ Antiguamente estaría en lo que fuera el señorío de Huitzilopochtli, lugar desde donde se abasteció agua dulce a México-Tenochtitlan por medio de un acueducto que mandó construir en 1499 el huey tlatoani Ahuitzotl.

Sin ser el tema principal del museo, se puede admirar arte sacro de los siglos XVII a XIX.

El general Pedro María Anaya, quien comandó la defensa, tuvo que rendirse cuando las municiones se agotaron, y entregó el sitio al general David E. Twiggs con las palabras: "Si hubiera parque, no estaría usted aquí."

El museo cuenta con diez salas que abarcan las distintas invasiones a México:[1]​ Esta sala muestra la situación geográfica de los territorios a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Entre los personajes que defendieron los principios republicanos destacó fray Servando Teresa de Mier.

Cuando Fernando VII recuperó su trono, se negó a aceptar la Independencia de México.

[6]​ La sala muestra también el imperialismo oficioso que llevaron a cabo los embajadores estadounidenses en México.

Estos seguían dos vertientes el centralismo (logia escocesa) y el federalismo (logia de York), pero las actividades injerencistas del ministro fueron criticadas y lo conllevaron a su expulsión de México.

La política de intervencionismo provocó la ruptura diplomática entre ambas naciones, solo un arbitraje internacional evitó la guerra.

[7]​ México había firmado tratados comerciales con Inglaterra, Estados Unidos y otros países europeos en 1825.

El ministro francés Antoine Deffaudis, quien pretendía a toda costa la firma del tratado, aprovechó la disyuntiva y recabó firmas entre todos los comerciantes franceses afectados por la soldadesca para exigir indemnizaciones al gobierno mexicano por daños a sus establecimientos, entre ellos se encontraba un pastelero.

Además de las indemnizaciones, el ministro exigió la firma del anhelado tratado.

En 1839, Richard Pakenham, ministro británico, arribó a Veracruz con la consigna de negociar la paz entre ambas naciones.

Entre julio y agosto las tropas estadounidenses al mando del general Stephen W. Kearny incursionaron desde Oregón hacia San Francisco, Monterrey (California), y ocuparon Los Ángeles el 13 de agosto, la campaña se extendió hasta Santa Fe (Nuevo México).

México cedió mediante el Tratado de Guadalupe-Hidalgo los territorios al norte del río Bravo.

Juárez tuvo que huir por la ruta de San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey para llegar a Paso del Norte.

La situación económica en el país era deplorable, se restablecieron relaciones diplomáticas con Rusia, Italia y España.

Sebastián Lerdo de Tejada ocupó la presidencia y se intentó reelegir en 1876.

Díaz ejerció su primer período presidencial y al terminar su mandato respeto su propia ideología de no reelección.

No obstante, logró un desarrollo económico por medio de inversiones extranjeras en el ramo minero y petrolero.

Las propiedades eclesiásticas que fueron nacionalizadas por las Leyes de Reforma fueron vendidas a precios irrisorios, lo cual conllevó al latifundismo.

Especialmente el embajador Henry Lane Wilson exigió garantías para las inversiones estadounidenses.

En Estados Unidos, Woodrow Wilson fue nombrado presidente, destituyó al embajador Henry Lane Wilson y se declaró enemigo de Huerta al negar el reconocimiento de su gobierno.

Los argumentos empleados por Wilson fueron acabar con la guerra civil existente en México y "educar" al pueblo mexicano para que este fuera capaz de ejercer la democracia y de elegir buenos gobernantes.

Los marines estadounidenses fueron apresados, pero el comandante Morelos Zaragoza los dejó en libertad inmediatamente para evitar un incidente diplomático.

Tras el bombardeo y sin encontrar mayor resistencia los soldados americanos desembarcaron en la ciudad, donde permanecieron durante ocho meses iniciando así la Segunda Intervención estadounidense en México.

Los embajadores de Argentina, Brasil y Chile (conocidos como el Grupo ABC) mediaron entre los gobiernos de Estados Unidos y México para conseguir la paz en las pláticas de Niagara Falls en Canadá, pero el gobierno estadounidense no aceptó retirar sus fuerzas hasta que el ejército constitucionalista venció a los federalistas y Huerta se exilió del país.

La historiografía no ha establecido la razón por la que Villa realizó estas acciones provocativas, el presidente Wilson no tardó en reaccionar y designó al general John J. Pershing para comandar una expedición punitiva con la finalidad de capturar al líder mexicano.

Los gastos militares eran de un alto costo para los Estados Unidos y no se lograba el objetivo de capturar a Villa, por otra parte en Europa se libraba la Primera Guerra Mundial; ante estas expectativas el presidente Wilson decidió retirar a su ejército.