Generalmente, los motores de culata en L utilizaban una pequeña cámara en un lado del cilindro para alojar las válvulas.
La respiración es un aspecto que no se cuidó demasiado en los primeros motores producidos en serie porque no podían funcionar durante mucho tiempo y de manera fiable a altas velocidades debido a otros factores.
Esta fue una preocupación menor, compensada por los beneficios derivados de una mayor simplicidad mecánica.
Los gases de escape siguen un largo camino para salir del motor.
Esto implicaba que el motor necesitase un radiador inusualmente grande para evitar el sobrecalentamiento bajo un uso intenso y sostenido.
Este problema de "mucho calor en el medio" hace que este motor en particular fuera propenso a sufrir tensiones relacionadas con el calor, produciéndose grietas en el bloque de cilindros.
Pero perduraron durante algún tiempo en el mundo del automóvil, y se utilizaron por ejemplo en el Jeep de la Segunda Guerra Mundial.
Empleaba válvulas accionadas por varillas de empuje paralelas a los pistones y todavía se usa hoy en día en algunos diseños (en particular, varios motores producidos por General Motors y Chrysler).
Durante años, las empresas británicas de automóviles Rolls-Royce y Rover utilizaron esta disposición.