Matanza de Hebrón de 1929

La comunidad judía sefardí había vivido de forma continuada durante más de 800 años bajo diversas potencias imperiales, mientras que la comunidad ashkenazí había llegado al menos un siglo antes.

[4]​ En ese período, la comunidad judía presentó varias denuncias ante la policía británica, reclamando que no se hacía lo suficiente para protegerlos.

Reaccionaron los árabes con una segunda manifestación; seguidamente el popular movimiento juvenil sionista Beitar entró en acción y se creó una escalada de violencia que asoló la ciudad de Jerusalén.

Los falsos rumores que fueron esparcidos hablaban de que los judíos habían dado muerte a los árabes en Jerusalén y habían incendiado la mezquita de Al-Aqsa (documentada con una foto falsa) o que los judíos planeaban construir una sinagoga cerca del Muro de las Lamentaciones.

Los rumores y la subsiguiente violencia se extendieron rápidamente a otras partes del Mandato Británico.

Otros sanguinarios ataques tuvieron lugar en Motza, Kfar Uriyah y Tel Aviv.

Hebrón fue la ciudad donde los hechos adquirieron mayor gravedad: mientras la comunidad judía –que eran unos 800 y convivían pacíficamente junto a miles de vecinos árabes– estaba ya descansando en el shabat, 67 miembros fueron asesinados de forma brutal dentro de sus casas y sinagogas y 66 más resultaron heridos.

Hebrón se convirtió en una ciudad de violaciones, terror y asesinatos.

En Safed, los judíos sufrieron también una masacre, con alrededor de veinte asesinatos, incluidos mujeres, niños y ancianos.

La masacre se extendió a lo largo del día siguiente hasta que la autoridad mandataria británica logró controlarla.

Eliezer fue miembro del concejo de la ciudad, nombrado por el gobierno.

[10]​Después de que la primera víctima fuera asesinada el viernes, 40 personas se reunieron en la casa de Dan, confiando en que, debido a su influencia, no serían atacados.

El sábado, los manifestantes se acercaron al rabino y le ofrecieron un trato.

Cafferata testimonió ante la Comisión: Diecinueve familias árabes salvaron a decenas, quizá cientos, de judíos.

Amin al-Husayni , Gran Muftí de Jerusalén. Líder árabe y uno de los principales instigadores de la matanza.
Escena de la destrucción producida por los motines árabes.
Un sobreviviente judío lamentándose tras la masacre.