Formado en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, su padre había sido cronometrista en el Hipódromo de Palermo y por eso desde pequeño Emilio se había sentido motivado a dibujarlos.
El artista encontró allí al modelo humano, un viejo resero, el "Cuñao" Cabañas, nacido en esos pagos, quien a su vez montaba un caballo criollo, moro de pelaje y pasuco o amblador (equinos que al andar mueven mano y pata del mismo flanco).
[4] Sarniguet concluyó su obra con otro homenaje: sobre el anca izquierda del animal (“del lado de montar”, como se decía en el campo) grabó el escudo símbolo de la familia Güiraldes, como un reconocimiento a Manuel Güiraldes (hacendado y funcionario público argentino, padre de Ricardo, autor del libro Don Segundo Sombra).
[3][6] También fue primordial en la promoción y traslado Edmundo Kelly, que era el director del Mercado de Liniers.
Las prendas del animal aparecen sencillas, casi rudimentarias pero muy prolijas y típicamente porteñas.
[4] José León Pagano, famoso crítico de arte argentino, dijo con respecto a esta obra: