La dirección fue del argentino Víctor Stella y la producción ejecutiva corrió a cargo de J.J.Harting e Ignacio Eyzaguirre.
[2] Esta es la historia de Santiago Díaz (Gonzalo Valenzuela), un joven que aparentemente lo tiene todo, amor, futuro, familia, éxito.
Además de la pasión por el derecho, Santiago comparte con su gran amigo, Marcos Lombardo (Íñigo Urrutia), la adicción por la esgrima.
Se dedican al tráfico de niños que venden en países del primer mundo, principalmente en Europa.
El juez muere y así, tendiéndole una trampa a Santiago, este es detenido, acusado de un crimen que no cometió.
Santiago y Laura luego de sufrir durante diez años quizás logren ser felices finalmente.