La capilla mayor se edificó en el siglo XIV con patrocinio de la familia Carranza.[1] Con la invasión francesa de Sevilla en 1810 el convento fue expoliado y los agustinos expulsados.Durante su cautiverio, los presos realizaban labores artesanales de carpintería, zapatería, espartería, etc.[1] En 1880 el edificio dejó de ser usado como cárcel y se subasta una parte.En adelante, el inmueble tendrá diversos usos: almacenes de una empresa privada, cuartel de intendencia, etc. A finales del siglo XIX y a principios del XX sufrió algunas demoliciones para construir viviendas.[1] Hoy se conservan restos de importancia, como el refectorio gótico, algunos dormitorios, gran parte del claustro principal, la escalera por la que se accedía a los pisos altos y la portada renacentista de Hernán Ruiz el Joven.