[1] Los métodos de embalsamamiento eran similares a los utilizados en el Antiguo Egipto, aunque quedan pocas momias guanches debido al saqueo y la profanación.
Las momias mejor conservadas y, por lo tanto, las más estudiadas, se encuentran en Tenerife.
[5] Los restos momificados más antiguos de Canarias se encontraron en la isla tinerfeña y datan del siglo III d. C.[6] Los exploradores medievales españoles que llegaron a las islas durante el siglo XIV informaron que los guanches enterraban a individuos de bajo estatus social en tumbas arenosas, mientras que los miembros de la clase alta eran momificados y recluidos en cuevas aisladas.
[8] Si bien los primeros exploradores informaron sobre varias tradiciones asociadas con la momificación guanche, se han descubierto tres métodos a través del análisis científico: desentrañamiento (también llamado evisceración), conservación y relleno.
[3] En 1876, Gregorio Chil y Naranjo descubrió varias incisiones en algunas momias que, según especuló, podrían haberse usado para extirpar los órganos internos.
[3] Casi un siglo después, en 1969, Don Brothwell, junto con otros científicos, realizó un examen patológico de una momia guanche.
[7] El examen reveló que el cuerpo había sido eviscerado; la cavidad abdominal y el tórax habían sido empacadas con una sustancia similar a un lodo que contenía cortezas de Pino canario.
[1][7] Un estudio realizado en 1991 por Patrick Horne sobre una momia conservada en el Museo Redpath, perteneciente a la Universidad McGill, en Montreal (Canadá), reveló que el musgo se había utilizado para rellenar la cavidad abdominal vacía.
Las resinas se preparaban con una mezcla de minerales, plantas y grasas.
[10] El sujeto posee toda su dentadura, sin desgastes ni caries; por otro lado, tiene rasgos negroides y sus manos no reflejan que hubiera realizado trabajos físicos duros.