Oposición que si en un momento determinado había sido Esparta, fue más tarde Macedonia.
Cuenta Plutarco (Vidas paralelas, Alex., 2) que Filipo II de Macedonia marchó a Samotracia con objeto de ser iniciado en los misterios y coincidió allí con una princesa epirota llegada con la misma intención; y que este encuentro fue el precedente de su boda.
Y no hay que olvidar, por otra parte, el interés de Filipo por sustraer Samotracia a la esfera política ateniense.
Bajo el imperio romano el ascendiente de Samotracia y sus misterios no experimentó descenso alguno.
Aunque su santuario principal estaba en Samotracia, fueron adorados incluso en Egipto (concretamente en Menfis, según Heródoto 11,51).