Misiones conventuales de Michoacán
Internamente los frailes desarrollaron aportaciones en diferentes ámbitos de la cultura y humanidades, como en la literatura, estudios filosóficos, antropológicos entre otros, destacaron notablemente en las artes como la pintura.Hoy en día las antiguas misiones conventuales que se conservan en Michoacán, representan un legado arquitectónico de importante valor histórico, social y artístico.Los franciscanos estaban ya establecidos cuando él llegó; luego llegaron los Agustinos y otras Órdenes; a todas confío algunos lugares y territorios a lo largo del Obispado de Michoacán, como ocurrió en todo el territorio de la Nueva España.El clero secular diocesano aún no estaba presente en los territorios de misión.Dos años antes ya habían llegado tres grandes misioneros de la misma Orden: Fr.Posteriormente surgen las leyes del Presidente de México Plutarco Elías Calles que desencadenó en la Guerra Cristera.Las principales actividades que realizaron los frailes franciscanos en sus misiones conventuales fueron la instrucción religiosa y administración de sacramentos entre la población, así como la educación creando en algunos poblados escuelas primarias e internados para niños.Los franciscanos se distinguieron en Michoacán por la obra hospitalaria atendiendo hospitales impulsados por fray Juan de San Miguel.En 1602 la orden agustina en la Nueva España decidió dividirse en dos provincias, siendo una la “Provincia del Santísimo Nombre de Jesús” que tenía como centro la capital del país y un territorio que abarcaba al norte hasta la Huasteca y al sur hasta Guerreo.A partir de la Independencia de México y a lo largo del siglo XIX la orden agustina, así como otras órdenes religiosas en el país entraron en decadencia, hasta extinguirse su labor en los antiguos conventos.Las doctrinas presentan entre sus instalaciones un atrio, un pequeño templo o capilla y una casa anexa.Los principales materiales con que están edificados los inmuebles conventuales son piedra de cantera principalmente en fachadas, molduras, relieves, remates y arquerías, así como piedra de origen volcánico en muros interiores o secundarios.Algunos inmuebles fueron edificados con piedras extraídas de las construcciones prehispánicas que fueron derruidas como lo fueron centros ceremoniales.Asimismo los religiosos misioneros fundaban los llamados “barrios de indios” en las localidades con más habitantes donde les asignaban terrenos.Algunos pueblos presentaban aparte del conjunto conventual, un Hospital de Indios o Huatápera, escuela y algunas capillas.En Michoacán los conventos fundados por otras órdenes religiosas durante el siglo XVII y XVIII en la capital del Obispado de Michoacán (Valladolid hoy Morelia), no se consideran misiones conventuales ya que esos conventos tenían otra función y origen.Durante el siglo XVI los jesuitas (que no eran una orden conventual) solo fundaron un colegio en Pátzcuaro y más tarde otro en Valladolid, hoy Morelia.