Ermengol encontró en Rafael Destorrents, también conocido como Rafael Gregori, el artista ideal para sus pretensiones, —por otra parte comunes a todos los comitentes de la época—, fundamentadas en el prestigio, la piedad y el goce estético.
Quizás Ermengol buscaba, con esta obra, expiar las culpas y preparar el terreno para su salvación.
La representación del Juicio Final alude a la preocupación general de la época para evitar las crueles torturas del infierno y obtener la Gloria.
Aunque parece que los valores de prestigio y piedad serían una prioridad en el encargo, podemos imaginar el goce estético que debía producir tener en sus manos una obra tan bella.
Las obras del periodo artístico conocido como gótico internacional, permiten contemplar un arte refinado y preciosista, en el que se combinaban la observación naturalista con la estilización.