Dependían directamente del Ejército, que llevó a cabo su organización y dirigió su preparación y orientación como fuerza complementaria del propio Ejército y de la Guardia Civil.
[1] Por su carácter militar se trataba de una institución apolítica, abierta a toda la ciudadanía e integrada por miembros que por su edad, estado civil o profesión no podían incorporarse a la primera línea de combate, pero que solidarizándose en la defensa de la fe y la tradición deseaban cooperar en el mantenimiento del orden en la ciudad.
[2] Las Milicias de Santiago tenían su sede en el Monasterio de San Martín Pinario, habilitado a los efectos como Cuartel de San Martín o Cuartel del Seminario durante la guerra.
[5] Sus miembros estaban uniformados con mono militar azul marino y gorro isabelino, ambos ostentando las divisas correspondientes a cada rango, cinturón con correaje,[6] y a modo de distintivo, brazalete blanco con una cruz de Santiago en el centro representando la bandera de la unidad, que a diferencia del brazalete tenía además los bordes encarnados.
[7] En diciembre de 1936 invistieron Caballero Miliciano Honorario al escritor Federico García Sanchiz, hijo adoptivo de la ciudad al que meses atrás la alcaldía republicana le había revocado la distinción por motivos de discriminación ideológica.