Se planteó como una forma de unir el recuerdo del personaje histórico con el del monasterio riojano dedicado a él, así como las Glosas Emilianenses y, en definitiva, la lengua castellana.
[1][2] Ante la cercanía del milenario, surgió la polémica entre las provincias de Logroño, Santander y Provincia de Burgos sobre el lugar donde se celebraría, dado que las tres reclamaban para sí el título de cuna del castellano.
El ministro de Educación y Ciencia Íñigo Cavero medió, y, para resolver el conflicto, se conformó un patronato interprovincial y se programaron actos en las tres provincias en disputa a lo largo de un año.
Fue presidido por el rey Juan Carlos I, y contó con la presencia de los embajadores de 23 países.
A continuación, los organizadores y los invitados pasaron a la iglesia, donde el coro de un colegio riojano interpretó la Salve.