Su interés por la naturaleza, en particular la del trópico, lo llevó a aceptar una oferta de trabajo en el estado de Chiapas, en donde se quedó para siempre, realizando una labor que se ha convertido en una referencia obligada tanto para biólogos como conservacionistas.
Nunca asistió a una universidad, pero pocos naturalistas han alcanzado-por experiencia directa-el nivel de erudición que él logró tanto en grupos animales y vegetales.
Cuando tenía 15 años, él y su familia se trasladaron a Ciudad de México donde terminó su educación secundaria.
Con una sólida formación autodidacta, poco después empezó a trabajar como zoólogo independiente.
En 1979 la revista Animal Kingdom señaló al ZOOMAT como el mejor zoológico de Latinoamérica, entre otras cosas, por el diseño de sus encierros, los que hasta la fecha, procuran ser similares a un hábitat natural.
En reconocimiento a su labor, el Gobierno del Estado de Chiapas acordó en 1980 que el Zoológico se llamara ‘Zoológico Regional Miguel Álvarez del Toro’ (ahora conocido, por sus siglas, como ZOOMAT).
Bajo su conducción, el zoológico tuvo logros tan importantes como la primera reproducción en cautiverio -a nivel mundial- del cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletti) en 1969.
Es probablemente el libro sobre reptiles más consultado y citado a nivel nacional e internacional.