Junto con la introducción a la producción comercial que le había dado su padre, Michael Somoroff desarrolla su talento en los estudios con la influencia de sus colegas Lester Bookbinder y Julian Cottrell, además de las directrices del propio estudio.
Muy solicitado por sus singulares dotes para la iluminación y la composición, Somoroff comenzó poco después a dirigir películas y se convirtió en uno de los directores de spots publicitarios con más éxito del mundo.
Al llegar a Europa no abandona su carrera fotográfica, trabajando en París, Milán, Londres, Hamburgo y Nueva York, para revistas como Life, Vogue, Harper’s Bazaar, Stern, Time, Esquire, New Yorker, Zeit y Der Spiegel.
Somoroff ocupó los siete primeros meses del año 2000 en completar la primera imagen y siete años más en seleccionar cuarenta obras con las que "excavar" en los crudos temas de las imágenes icónicas de Sander.
Amber Terranova, en The New Yorker, la calificó de «homenaje poco convencional»[1] al legendario August Sander.
También ha participado en importantes ferias de arte como Art Basel, AIPAD, ARCO y Paris Photo.