Tanta fue la desesperación de Erisictón que vendió a su hija Mestra como esclava cuando se le habían acabado ya todas las posesiones.
[5][4][8] Con esta artimaña, Mestra logró librarse de su dueño convirtiéndose en un marinero o pescador para que no la reconociera.
Mestra, que consentía en tan repugnante mercadeo por amor a su padre, se fue librando de sus sucesivos dueños transformándose en varios animales, como becerra, ciervo o pájaro.
Al día siguiente se presentó Sísifo una vez más en la corte de Etón, reclamando a su nuera, pero entonces surgió una disputa entre ambos.
[2] Pero otros dicen que Erisictón se había convertido en un mendigo miserable a causa de su maldición,[9] y como no había ya alimentos suficientes que calmaran su apetito, en un ataque de desesperación terminó comiéndose a sí mismo.