Sin embargo, su carácter sereno impregnó su poesía lo que lo distanció de los postulados del romanticismo irradiados por González.
El poeta Manuel Silva Acevedo señala que "esta corriente literaria no daba para más", por lo que Jara y sus coetáneos "se vieron obligados a navegar entre dos aguas, donde resultó muy difícil perfilarse con estilo y lenguaje propio".
Pero no había en casi ninguno de ellos un desarrollo que correspondiera con fidelidad al ansia del poeta por hallar una forma".
Este proceso poético se consolidó en Asonantes: (tono menor)" (1922), que gran parte de la crítica consideró su libro más logrado.
Manuel Silva Acevedo destaca de esta obra: "este tercer libro (...) ha logrado plasmar con gran belleza aquello que enuncia en el subtitulo de la obra, vale decir el tono menor".