Maud Bonneaud

[2]​ En 1939, cuando estalló la II Guerra Mundial, quedó atrapada en Poitiers donde conoció al escritor, poeta, ensayista y teórico del surrealismo, André Breton.

[2]​ En 1943, durante su estancia en París, conoció a las figuras del surrealismo de la capital francesa, entre los que se encontraba Óscar Domínguez, con quien contrajo matrimonio en 1945.

Durante este periodo, establecieron una fuerte amistad con Valentine Penrose, quien influyó en la orientalización e inspiración bizantina de la artista.

[2]​ Durante su estancia en las islas, Bonneaud mantuvo una amistad duradera con los surrealistas canarios que marcaron su vida y la memoria artística, como Domingo Pérez Minik, Pedro García Cabrera, Martín Chirino, Manolo Millares y Elvireta Escobio.

[2]​ En 1985 regresó a Madrid, donde permaneció hasta el final de su vida.