El primer vestigio de vida en la zona debe situarse alrededor del cuarto milenio antes de Cristo, período en el que los estudiosos incluyen las construcciones de los monumentos megalíticos funerarios llamados dólmenes, como el encontrado en la finca Linejo, del que sucesivas campañas arqueológicas recuperaron diversos e importantes materiales.
[4] En 1880 todo el término municipal de Matilla de los Caños del Río, incluyendo el propio casco urbano pasaron a ser propiedad del senador José Rodríguez Yagüe, industrial bejarano fabricante de paños que fue también diputado provincial, que compró el término y pueblo a un prestamista, Francisco de Velasco, que lo había adquirido previamente.
[5] Ya en el siglo XX, durante la guerra civil española, el alcalde republicano Gerardo Pescador y siete vecinos de Matilla fueron ejecutados, siendo abandonados sus cadáveres en La Rad.
[6] Asimismo, durante este conflicto bélico estuvo operativo en el noroeste del término municipal el aeródromo de San Fernando, en el paraje de Campo del Hospicio, que prestó servicio al bando sublevado y fue abandonado una vez finalizada la guerra.
[11] En el centro del pueblo se encuentra la iglesia parroquial, restaurada y reformada en varias ocasiones, cuyo patrón es Santiago Apóstol en la que se encuentran dos obras del reconocido y laureado escultor, hijo del pueblo, Venancio Blanco, representando a San Isidro Labrador (1944) y Santa Águeda (1990).
En él hay libros y material que eran de antiguos alumnos del pueblo, la clase está decorada por fotos de alumnos del pueblo y algunos mapas.
El interior tiene tres retablos uno principal y dos laterales separados del resto de la ermita por una preciosa verja forjada en 1830 , dotado, todo ello, de una excelente decoración en el más puro estilo Rococó de la época, resultando espectaculares los dos querubines que, sentados a plomo sobre las dos columnas centrales, sorprenden por su fuerza, movimiento y realismo, así como la labra en piedra del exterior de la capilla camarín.