A partir de entonces, comenzó a escribir diversos ensayos, entre los que destacan Don Quijote, rey de España (1928) o El Ágora (1930), en los que elogiaba el régimen político de la Restauración, la corriente del regeneracionismo, y autores como Ortega y Gasset.
Llegó a participar en el festival folclórico de la English Folk Dance en 1932.
Periodísticamente, alcanzó la cima de su producción, con colaboraciones en El Socialista y La Región.
Allí publicó, en 1940, Mares en la sombra, en la que relata su dramática visión de la guerra en Asturias.
En la primavera de ese mismo año se embarcó en el barco Cuba con destino a México desde Burdeos.