Desde una perspectiva cultural, el vocablo alude a un elemento en la crianza individual.El desarrollo fisiológico en el ser humano se complementa con la crianza familiar, que posibilita el crecimiento integral ante la desventaja biológica que se observa al comparar a la especie humana con otros animales, pues los humanos tienen una infancia dilatada en el tiempo, con años de cuidados de sus familias para sobrevivir por sí mismos durante los primeros momentos de la vida.Esto prolonga el vínculo de apego que las progenitoras humanas tienen sobre sus hijos.[1] En el caso de los animales mamíferos como el ser humano, la madre gesta a su hijo (siendo denominado embrión, y luego feto cuando ya se ha desarrollado lo suficiente) en la matriz hasta que el feto esté lo suficientemente desarrollado para nacer; pasado ese ciclo, la madre entra en labor de parto y da a luz.[4] En organismos asexuados como en el caso de los organismos unicelulares que se reproducen por división, la progenitora es una célula que se divide para producir células «hijas».