Mateo 24

Discurso del monte de los Olivos (Mc 13,3-13 Lc 21,7-19) 3Estando él sentado en el Monte de los Olivos, se le acercaron sus discípulos a solas y le preguntaron: —Dinos cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de tu venida y del final del mundo.

4Jesús les respondió: —Mirad que no os engañe nadie; 5porque vendrán en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy el Cristo», y a muchos los seducirán.

23»Entonces, si alguien os dijese: «Mirad, el Cristo está aquí o allí», no lo creáis.

Certeza del fin: la lección de la higuera 32»Aprended de la higuera esta parábola: cuando sus ramas están ya tiernas y brotan las hojas, sabéis que está cerca el verano.

38Pues, como en los días que precedieron al diluvio comían y bebían, tomaban mujer o marido hasta el día mismo en que entró Noé en el arca, 39y no se dieron cuenta sino cuando llegó el diluvio y los arrebató a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

43Sabed esto: si el dueño de la casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estaría ciertamente velando y no dejaría que se horadase su casa.

44Por tanto, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre.

[9]​ La predicción sigue los sentimientos expresados por Jesús en Mateo 23:37-38: El fundador del metodismo John Wesley dice que la predicción se cumplió "muy puntualmente" en el sentido de que la mayoría de los edificios del templo fueron quemados y luego desenterrados por orden del general invasor romano Tito en el año 70 d.C.

Las palabras de Jesús están en continuidad con las pronunciadas un poco antes cuando ya había anunciado los tres motivos presentes en el discurso: las persecuciones en esta generación, la desaparición del Templo, y la manifestación triunfante de Cristo.

[11]​ Del discurso se deducen algunas claves para comprender lo que dice Jesús a continuación.

La grandeza del Templo no era sino la señal de esa futura gloria.

Por ello, los discípulos deben aprender a ver en esa destrucción señales de la oposición que encontrarán en su misión de predicar el Evangelio hasta la venida gloriosa del Hijo del Hombre.

Marcos 13:3 afirma que sólo Pedro, Santiago, Juan, y Andrés llegaron a hablar con él.

Es probable que la dificultad asociada con la huida durante el invierno surja del mal tiempo.

No será un suceso ordinario: ante su luz, todo el cosmos parecerá una sombra: «No por la disminución de su luz, sino que, en comparación con la verdadera luz, todo parece tenebroso»;[28]​ ante su verdad, las gentes reconocerán cuánto les falta para ser dignas de Él, por eso, que «caiga la arrogancia de aquellos que, considerándose santos, no temen la presencia del juez».

Muchos Padres y comentaristas antiguos pensaron que la «señal» del Hijo del Hombre es la cruz: «Por esta señal entendemos aquí la cruz para que, según Zacarías y Juan, los judíos vean a aquel a quien traspasaron, o bien el estandarte de la victoria triunfante».

Al decir «no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla», Jesús puede referirse a su resurrección como anticipo de su venida gloriosa, aunque también se puede entender «generación» en un sentido más amplio, como el tiempo inaugurado con la venida del Señor y que va hasta el final de los tiempos.

La Iglesia nos ayuda a tener esta actitud de vigilancia en la liturgia del Adviento.

Jesús les dice que no den fe a nuevas revelaciones , sólo sus palabras tienen valor perenne.

Las palabras de Jesús se refieren a un dicho del Antiguo Testamento registrado en Isaías 51:6:

Mateo 1:1-9,12 en el lado recto del Papiro 1 , escrito hacia el año 250 d.C.