Golpe de Estado de Sjirat

El objetivo era atacar al rey y a la élite dirigente allí reunida para propiciar un cambio político en Marruecos en la época conocida como "Años de plomo".

Los motivos exactos del pronunciamiento no se conocen, puesto que ninguno de sus dirigentes sobrevivió el tiempo suficiente para contarlo.

Sin embargo, generalmente se apunta al asunto de la corrupción estructural y al deseo de acabar con la existencia del Majzén, el poder paralelo ligado a la corona que atravesaba todo el entramado institucional marroquí.

En contra estaba la lejanía de la academia, que debía atravesar dos regiones militares para llegar a Sjirat, algo totalmente injustificable como «maniobras» o una excusa similar.

Jacques Benoist-Méchin, consejero del rey que llegó a Sjirat un poco antes, se encontró en la carretera con el convoy militar.

Según contó más tarde, le asaltó el presentimiento de un ataque e intentó prevenir al rey, pero fue retenido por cuestiones de protocolo (el rey estaba comiendo y no se le podía molestar).

Algunos invitados dirían luego que se habían sentido extrañados por lo escaso de la presencia militar en torno al palacio.

Los cadetes entraron en el recinto y abrieron fuego contra la multitud, tratando de reducir a una resistencia por lo demás inexistente.

Según la versión ofrecida luego por este, Madbuh se arrepintió de su participación en el golpe al ver la carnicería perpetrada por los soldados de Ababu y ofreció a Hasan parlamentar con el coronel, a lo que Hasan se habría negado.

Otras versiones afirman que para evitar más muertes Madbuh habría hecho firmar al rey una abdicación, que no llegó a hacerse pública porque el general Madbuh murió poco después en circunstancias poco claras.

Sin embargo, pasado un rato, los invitados estupefactos ven regresar al rey, seguido de los soldados, que ahora parecen escoltarle mientras recitan todos la Fatiha, la oración principal del Islam.

Sea como fuere, el caso es que todos los cadetes se pusieron a las órdenes de Hasan II y del general Ufqir, su mano derecha.

Lograron sofocar el golpe esa misma tarde, tras apenas unos breves tiroteos en Rabat en los cuales murió Ababu.

[1]​ Apenas 24 horas después del asalto, el rey se dirigió al país por radio y televisión en un virulento discurso en el que acusó a la oposición de ser autora intelectual de la masacre, porque con sus críticas constantes a la situación política y económica del país había hecho que los militares golpistas se sintieran legitimados en su acción.

El resto de los participantes, los 1081 cadetes, suboficiales y oficiales supervivientes a los enfrentamientos, fueron juzgados más adelante en Kenitra.

Sólo se condenó a muerte al único oficial que admitió haber disparado contra un invitado, y el rey le indultó poco después.

Hassan II en 1981.