La noche previa, el buque chocaría contra un iceberg que lo llevaría a su famoso naufragio.
Al final tan solo 3 de los 11 perros sobrevivieron debido a su pequeño tamaño.
Vivía en las cocinas y se alimentaba de las sobras que le brindaban los cocineros.
Un fogonero de los que había llevado el Titanic de Belfast a Southampton aseguró que en este último puerto había visto salir a un gato acarreando gatitos, si era ella, se habría salvado.
Había comprado las aves en Francia y se las llevaba de regreso para criarlas en casa.
Su cuerpo no fue recuperado pero una lápida con su nombre se encuentra en el cementerio de St Mary Extra en Sholing (Southampton, Inglaterra).